Alrededor del siglo V de
nuestra Era, cuando América aún no era descubierta, surcaban el Océano Pacífico
pequeñas embarcaciones polinesias que navegaban con rumbo este.
Al parecer nunca llegaron hasta
el continente, pero cuando ya desesperaban por lo solitario y vasto de su
recorrido, encontraron un territorio insular deshabitado en el cual
desembarcaron. Era una isla triangular ―conocida ahora como Isla de Pascua― y
ahí comenzaron a acumular leyendas y costumbres, muchas de las cuales hasta
ahora constituyen un misterio.
En todo el mundo se la conoce
como Isla de Pascua , nombre impuesto por el marino holandés Jacobo Roggeween , quien la descubrió durante la Pascua de Resurrección de 1722. Sin
embargo, antes y después este territorio ha tenido otros nombres.
Existen muchos indicios de que
los nativos llamaron a este lugar Te Pito o Te Henúa (ombligo del mundo), y también Mata Kiterage (los ojos que miran al cielo). Resulta menos probable que alguna vez
hayan bautizado a su tierra como Rapa Nui , ya que éste es un vocablo maorí y los investigadores estiman que le
fue puesto por algunos tahitianos que pasaron por ella en el siglo pasado.
El origen de los Moai en Isla de Pascua es uno de los grandes misterios del planeta. Sin embargo, una
investigación ofreció una teoría que ha remecido a la comunidad arqueológica.
Cuando las primeras naves europeas
desembarcaron por primera vez en Rapa Nui (1722), se descubrieron unas 900 de estas estatuas
intactas.
Sin embargo, lo sorprendente es que la isla no superaba las 3 mil personas, es decir, se requirieron menos de cuatro
habitantes por cada monolito gigante, incluyendo niños y ancianos.
En Isla
de Pascua existe una interesante música autóctona enraizadas en viejas
tradiciones y leyendas transmitidas oralmente de generación en generación. En
la imaginación de sus cantores se ha observado un folclor de cantos rurales que
se diferencian con los cantos actuales de origen Polinésico en que son de carácter
más alegre.